Los datos siempre han estado presentes en la toma de decisiones. Es algo inherente al día a día de las estrategias de las empresas. Pero su importancia ha aumentado, y mucho, en estos últimos años.
Hemos pasado de un escenario en el que los datos eran escasos (al menos comparados con los que podemos acceder ahora) y su nivel de actualización era pobre.
El primer proceso que podríamos calificar como Big Data nació para hacer estadísticas, a través de tarjetas perforadas creadas por operadores. Con el paso del tiempo, los usuarios empezaron a interactuar directamente con las máquinas, ya no eran operadores. La información crecía de manera exponencial y cada vez era más accesible para los usuarios que demandaban gran cantidad de informes.
La digitalización de nuestras acciones genera registros digitales que pueden utilizarse para personalizar contenidos y experiencias, diseñar productos y servicios innovadores, mejorar ofertas y relaciones, incrementar la lealtad, así como atraer y capturar nuevos clientes o usuarios. Se trata de la “promesa básica” del poder de los datos: analítica y el Big Data.
Uno de los “dolores” más recurrentes de las empresas es que no usan la información para mejorar su eficiencia y posición competitiva. Tampoco cuentan con las capacidades técnicas para integrar, analizar y utilizar eficientemente los datos, o carecen de una estrategia clara y sólida para apalancarse en ellos como ventaja competitiva.
Quienes sí han entrado en este proceso han logrado innovar con mayor velocidad y contundencia, agilizan sus procesos de negocio, incrementan utilidades de forma sostenible y reducen riesgos operativos y financieros de manera confiable.
El mensaje para las organizaciones es que deben “entender” el poder de los datos como activos estratégicos. ¿Cómo hacerlo? reconociendo la analítica para la diferenciación y competitividad; integrando, limpiando y habilitando datos como un activo valioso desde su origen y resguardarse en todos los procesos; “limpiar” bases de datos internas y externas que crecen de manera exponencial.
Todo lo anterior ayudará a generar confianza en las decisiones basadas en los datos disponibles y en los análisis que pueden aportar valor diferencial al negocio.
Nunca podremos controlar todas las variables para poder predecir lo que va a suceder y tomar la decisión más adecuada para nuestra empresa, pero sí se debe aprovechar la mayor calidad de los datos a los que podemos acceder, para tomar mejores decisiones a través de una plataforma creada a partir de un mapa completo de las fuentes, características, usos y particularidades de los datos, tal como estos aportan al negocio.
Proteger, alimentar y hacer crecer el valor estratégico de las analíticas requiere de una apuesta formal para lograr una gobernanza de información al crear y mantener una cultura, funciones, procesos y reglas que permitan ejecutar, controlar y gestionar de la mejor forma posible.
Fecha: 01-07-2021
Medio: Zoom Tecnológico
Link: https://www.zoomtecnologico.com/2021/07/01/el-poder-de-los-datos/